CONCLUSIÓN


En los primeros años del siglo XXI el papel del profesor ha cambiado de forma sustancial. En la actualidad un profesor que piense que su única preocupación ha de ser trasmitir conocimientos tiene muy poco futuro profesional e incluso puede peligrar su salud mental.

La extensión de la escolarización obligatoria hasta los 16 años, los profundos cambios sociológicos y culturales de los últimos años, el fenómeno de la emigración, la falta de perspectivas laborales de los jóvenes, la proliferación en los medios de comunicación de mensajes consumistas, la cultura del éxito inmediato y sin esfuerzo han cambiado de forma radical el tipo de alumnado presente en nuestras aulas. El alumno medio ha dejado de existir.

La campana de Gauss de la normalidad de una clase se ha abierto de manera insospechada hace unas décadas. Su varianza se multiplicado de forma notable, diríamos los matemáticos.

El sistema escolar, este y cualquier otro en el pasado, se ha preocupado de dirigir la enseñanza exclusivamente a una región más o menos amplia en torno de la media de la distribución, quedando excluidos las regiones inferior, los menos dotados para los estudios que a edades tempranas se veían expulsados del sistema o condenados a una segunda vía casi siempre muerta, el ciclo inical de FP; y la región superior, los superdotados que se aburrían en clase.

En la actualidad la dispersión es mucho mayor y si aplicáramos esa estrategia nuestras aulas verían reducido su público a menos de la tercera parte. Aunque siempre quedarán regiones de la campana desatendidas la obligación del sistema escolar y del profesorado en último extremo es minimizar el número de alumno desatendidos.

¿Cómo conseguirlo en unas aulas en que el fenómeno de la diversidad del alumnado nos ha sorprendido a todos?

Una cosa es evidente: no existen las fórmulas mágicas, que cual ejercicio escolar rutinario, se aplican directamente y nos resuelven el problema.

La situación se complica ya no sólo desde el punto de vista pedagógico sino incluso desde el de la convivencia en las aulas.

El profesorado no sabe cómo responder en su práctica del día a día. Formado en una metodología clásica dirigida a un alumnado muy homogéneo y con una alta motivación, usuario de unos recursos muy limitados, libro de texto, pizarra, tiza, su capacidad de comunicar y el respeto social de su figura, se encuentra ahora indefenso e inerme, ante una legislación que dibuja sobre el papel, es decir en los boletines oficiales, una situación pedagógica ideal, en las que sus obligaciones han crecido de forma increíble, pero no han ido acompañadas ni de la formación ni de los recursos para afrontarlas.

A la Administración educativa le sucede algo similar, pretende resolver problemas didácticos nuevos con viejas soluciones, Las dotaciones de profesorado de los centros, la organización escolar, las infraestructuras y las dotaciones siguen guiándose por parámetros de hace varias décadas.

Los materiales didácticos nuevos y no tan nuevos, algunos ya se utilizaban en la época de Puig Adam, no están al alcance de los presupuestos que el centro destina a los departamentos, y por otra parte, una amplia porción del profesorado no sabría qué hacer con ellos. La gestión de la clase utilizando nuevos materiales es sustancialmente distinta a la de la lección magistral, desde la distribución de los alumnos hasta el nivel de ruido ambiental y muchos profesores sienten pavor ante la idea de que la clase se les vaya de las manos.

Las nuevas tecnologías informáticas y audiovisuales se postularon como elementos revolucionarios de la enseñanza, pero en la práctica aún no han penetrado en la escuela como práctica habitual. En casi todos los centros hay un aula de informática, incluso bien dotada, pero su ocupación en las clases de informática en un número cada vez mayor de cursos, hace imposible poder disponer de ella justo en el momento en que el desarrollo del programa y la hora de clase del grupo lo exige. Los vídeos son una tecnología más suave, pero ¿dónde conseguir vídeos didácticos que nos sirvan? Y además, suponiendo que los tengamos ¿cómo utilizarlos? La solución de usarlos al final de trimestre en esos días de máxima tensión, la música amansa a las fieras, después de las evaluaciones inhabilita el recurso como tal.

Administración, profesores, orientadores, alumnos, padres... nadie parece tener respuesta. O las respuestas sólo sirven en un marco teórico.

Por eso los profesores participantes en este Proyecto de Innovación tomamos la decisión, aún a sabiendas de que ello nos iba a suponer un gran esfuerzo y un sacrificio de nuestro tiempo de ocio, de intentar, en la limitada medida de nuestras posibilidades, poner nuestro grano de arena práctico para tratar la situación de diversidad en nuestras aulas.

Y nos hemos dejado de teorizar y nos hemos puesto manos a la obra, de hecho ya llevamos unos cuantos años, con una idea simple: responder a la diversidad de los alumnos con la diversificación de los materiales y recursos para enseñar matemáticas.

En el desarrollo de este proyecto, así como en nuestra práctica didáctica, hemos procurado ajustarnos al máximo posible al "Decálogo de la Didáctica de la Matemática Media" formulado por D. Pedro Puig Adam (1955). A saber:

    1. No adoptar una didáctica rígida, sino amoldarla en cada caso al alumno, observándole constantemente
    2. No olvidar el origen de las Matemáticas ni los procesos históricos de su evolución.
    3. Presentar las Matemáticas como una unidad en relación con la vida natural y social.
    4. Graduar cuidadosamente los planos de abstracción.
    5. Enseñar guiando la actividad creadora y descubridora del alumno.
    6. Estimular dicha actividad despertando interés directo y funcional hacia el objeto del conocimiento.
    7. Promover en todo lo posible la autocorrección.
    8. Conseguir cierta maestría en las soluciones antes de automatizarlas.
    9. Cuidar que la expresión del alumno sea traduccción fiel de su pensamiento.
    10. Procurar a todo alumno éxitos que eviten su desaliento.
Estas ideas formuladas hace 45 años conservan todo su vigor y creemos que deben ser el objetivo en su práctica docente de cualquier profesor de matemáticas.

Para nosotros la experiencia ha sido positiva. Los problemas de la diversidad del alumnado sigue existiendo en nuestras clases pero al menos tenemos más recursos para enfrentarnos con ellos.

Esperamos que estos materiales les puedan ser de utilidad a otros profesores antes de que el desánimo les inmovilice.


Página principal