La Monarquía de los Reyes Católicos


 

Considerado el comienzo de la Edad Moderna y del Renacimiento en España, el momento fundacional del Estado moderno y de la unidad de España, el reinado de los Reyes Católicos (1474-1504/1516) es uno de los grandes mitos de nuestra Historia.

 

1.           Estructura socioeconómica:

a)  Estructura económica:

o       Conquistan el reino de Granada (1492).

o       Inician un acercamiento a Portugal (Alcaçovas, 1479) buscando un heredero común, que sólo dará un fruto tardío y efímero con su biznieto Felipe II (1581).

o       Fernando se anexiona Navarra (1512).

      En el ámbito exterior:

o       Se produce el descubrimiento e inicio de la conquista de América (1492).

o       Se completa la conquista de las islas Canarias (1496)

o       Conquistan varias plazas en el Norte de África: Melilla (1497).

o       Se afianza el dominio en Italia (1504).

La rivalidad con Francia, contra la que se ha luchado en Italia, llevará a establecer relaciones con la Casa de Austria (1496), que traerá gravísimas consecuencias para España (1517).

Es decir, se favorece una economía tradicional y dependiente, y se prescinde del sector más dinámico de la población, una política económica con la mirada puesta en el pasado en el momento en que se abre un nuevo mundo.

b)     Estructura social: La sociedad de finales del siglo XV está fuertemente jerarquizada en estamentos:

Tanto el primero como el segundo estado gozan de diversos privilegios que los diferencian del tercero. El más importante y apreciado es la exención del pago de impuestos.

En síntesis, se consolida y aún refuerza la estructura social heredada del mundo feudal, que supondrá un freno considerable para la modernización económica del país.

 

2. Estructura jurídico-política:

El nuevo Estado, surgido de una guerra civil de carácter feudal, con usurpación del trono incluida (la heredera legal y legítima del trono era la princesa Juana, sobrina de Isabel), se remodela en sentido autoritario. 

En suma, se asiste a la desmovilización política de la nobleza y a la profesionalización de los órganos del Estado, que dependen exclusivamente de la Monarquía; es decir, surge el embrión del Estado moderno, que beneficiará y pesará exclusivamente sobre Castilla por razones socioeconómicas y políticas.

 

3. Estructura ideológica:

Según la ideología dominante el Rey es un delegado de Dios con la misión de adecuar el orden social a la ley divina y de salvaguardar los derechos de la religión y de la Iglesia.

El afán totalizador e integrador del Renacimiento se manifiesta en este intento de modelar una sociedad sin fisuras ideológicas, que tape las inmensas grietas socioeconómicas, la ilegitimidad e ilegalidad de origen de la Reina y la diversidad política territorial.


 

La sociedad en la segunda mitad del siglo XV

 

Desde por lo menos mediados del siglo XV se va desarrollando en Castilla una corriente antiseñorial, a veces muy virulenta. Se encuentran ecos de ella en la literatura de la época, por ejemplo, en las Coplas de Mingo Revulgo, sátira anónima del reinado de Enrique IV (¿1464?), en la cual se presenta a los grandes como lobos sedientos de la sangre de los pobres, así romo en el texto llamado Tratado de los Pensamientos Variables, dedicado a la princesa Isabel (¿1473?) por «un pobre castellano con algo de portugués», que denuncia la injusticia y la desigualdad social: Dios creó a los hombres iguales; una minoría se ha apropiado de los bienes de este mundo y ha reducido a la mayoría a la esclavitud; los campesinos están explotados ignominiosamente: con su trabajo y su sudor sufragan los gastos de los reyes, la pompa de los señores, las locas dilapidaciones de los cortesanos; cuando vuelven de sus campos, es a menudo para encontrar a su mujer sumida en lágrimas y su casa vacía: no les queda ni sartén ni manta; los tributos y otras exacciones los despojan de todo. Algunos señores se comportan como salteadores de caminos. Siempre se cita el ejemplo de Pedro de Avendaño, castellano de Castronuño, en la región de Valladolid, que saqueaba descaradamente los campos; los hidalgos locales e incluso las ciudades le pagaban tributo para que no los saqueara. Naturalmente, Avendaño trataba de dar a su bandidaje una motivación política; se declara partidario de la candidatura de la princesa Juana durante la guerra de sucesión; su reducto, Castro Nuño, no caerá hasta 1477.

(PÉREZ, Joseph, Isabel y Fernando, p. 173)