Las aguas salvajes son aguas
superficiales carentes de cauce y caudal fijos. Corresponden por
tanto a fenómenos episódicos de precipitaciones
más o menos intensas o fenómenos de deshielo
repentino de origen climático o volcánico, por
ejemplo. Su efecto erosivo puede llegar a ser muy importante,
arrastrando grandes cantidades de materiales, destruyendo el
suelo edáfico e, incluso, ocasionando avenidas y
desencadenando movimientos de ladera. En todo caso, depende de
factores como: cubierta vegetal del terreno, pendiente, tipo
de material.
Los torrentes se encauzan en canales persistentes aunque el
caudal es también temporal. |
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Inicialmente las aguas salvajes discurren por la
superficie como arroyada en manto o lámina que
enseguida comienza su incisión erosiva labrando
pequeños surcos y canales (arroyada en surco), que
se van agrandando si el terreno es deleznable y carece de
protección vegetal (izquierda: arcillas y margas en Zahara de la
Sierra, Cádiz). La pendiente acusada favorece e incrementa la capacidad
erosiva de las aguas de arroyada (derecha: talud de un arroyo cerca de Aldea de
San Esteban, Soria). |
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Las pendientes acusadas dificultan la
recolonización vegetal y los surcos y canales profundizan
formando cárcavas que evolucionan aumentando su
extensión y profundidad (pinares en Cogolludo,
Guadalajara). |
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La deforestación hace que el
acarcavamiento afecte a áreas extensas, con la
consiguiente pérdida de suelo fértil e incremento
en el volumen de sedimentos que acarrean los cursos fluviales.
También el clima y la litología son factores que
pueden propiciar el desarrollo de estas formaciones (Las
Barrancas de Castrejón en Toledo). |
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El desarrollo de cárcavas da lugar a
paisajes muy accidentados, donde la vegetación no puede
arraigar y que los hace inútiles para cualquier
aprovechamiento, que presentan profundos surcos entre aristas
agudas; por esto, se les ha llamado bad lands o tierras
malas (cárcavas del pico del Murciano, nordeste de la
Comunidad de Madrid). |
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Las vertientes y aristas pueden ser casi
verticales (igual localización). |
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Una de las formaciones más
características de estos paisajes son las torres de
erosión, también llamadas chimeneas de
hadas y dames coiffées, generalmente formadas
bajo la protección frente a las precipitaciones de un
nivel más resistente (igual localización). |
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El desarrollo de las cárcavas y la altura
de las torres de erosión puede ser muy grande. En este
caso se puede comparar con el tamaño de las personas que
se distinguen en el fondo del canal de la parte inferior de la
fotografía (igual localización). |
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Cualquier material deleznable, compuesto por
fragmentos de rocas poco cementados, es susceptible de
desarrollar estas formaciones. En la foto, las torres de
erosión están labradas en cenizas volcánicas
cubiertas por un nivel resistente también
volcánico: ignimbrita, la roca resultante de la
consolidación de un flujo piroclástico (o nube
ardiente). Valle blanco de Uchisar en Capadocia.
Turquía. |
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La escasa coherencia de las cenizas permite su
fácil excavación y la construcción de
viviendas o refugios en su interior, como ocurrió en la
antigüedad (igual localización). |
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Los torrentes excavan un canal de desagüe
en las vertientes y depositan sus acarreos en conos al pie de
esas laderas. En la fotografía los cantiles
yesíferos de El Piul junto a la laguna del Campillo en
Rivas-Vaciamadrid (Madrid). |
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Esta vista permite apreciar los tres segmentos
en que se han venido estructurando clásicamente estos
torrentes de ladera: una cuenca de recepción superior, el
estrecho canal de desagüe y el cono de deyección al
pie del talud. |
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A pesar de su carácter episódico,
la capacidad erosiva de las aguas torrenciales puede ser
importante, como pone de manifiesto este canal excavado en el
cono aluvial del torrente que drena las cárcavas del pico
del Murciano, antes mencionadas, cerca del Pontón de la
Oliva, en Madrid. |
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Ese mismo torrente es capaz de remover bloques
de gran tamaño. En el centro de la fotografía, un
martillo de geólogo, con mango azul, sirve como
término de comparación (la longitud del martillo es
33 cm). |
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La violencia de los torrentes formados como
consecuencia de una precipitación tormentosa de gran
intensidad puede formar canales de grandes dimensiones.
Éste de la sierra de Cazorla (Jaén) tiene al menos
tres metros de profundidad desde el nivel por el que
discurría una senda (señalado por las flechas
rojas). |
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También en climas áridos las aguas
torrenciales tienen gran importancia como agentes de modelado.
Aunque escasas en su frecuencia, las precipitaciones pueden ser
muy violentas, de carácter tormentoso, y formar torrentes
de gran capacidad erosiva que permanecen secos la mayor parte del
tiempo. Estos torrentes, actuando sobre una topografía
acusada, pueden formar profundas gargantas (Oued Todra,
Marruecos). |
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El peligro que supone una crecida súbita
puede ser causa de una tragedia si hay personas o bienes
expuestas al mismo, en situación de riesgo. Este es el
caso de la avenida que en agosto de 1986 ocasionó 87
víctimas al sepultar en agua y lodo el cámping Las
Nieves, en Biescas (Huesca). El cámping estaba situado
sobre el abanico aluvial del torrente que drena el barranco de
Arás, de frente en el centro de la imagen. En primer
término vemos la llanura de inundación del
río Gállego. La foto está tomada en julio de
2002. |