BIOGRAFIA
Clive Barker nació el 5 de octubre de 1952 cerca de
Penny Lane, en Liverpool, Inglaterra. Allí estudió en la Universidad Literatura
y Filosofía pero a los 21 años ya se trasladó a Londres para crear una compañía
de teatro y llevar a cabo todas sus aficiones: guión y dirección de sus propias
obras. En aquella época actuaba en sus montajes. En sus primeras obras ya se
notan los toques que más tarde serían clave para su carrera tanto literaria como
cinematográfica: erotismo, terror y elementos fantásticos.
Destacan entre ellas The history of the devil, Frankenstein in love y Gran guinol y Colossus, estando esta última basada en su mayor ídolo: Goya. También junto a unos amigos, realizó un par de cortos mudos en blanco y negro en los años 70, Salomé (1973), donde Barker da vida a Oscar Wilde, y The forbidden (1978), donde Doug Bradley aparece como Fausto, y Barker lo utilizaría como prueba para Hellraiser. Estos dos cortos se encuentran recogidos en vídeo (en Inglaterra y en USA) junto a entrevistas al autor y a los actores.
Ya en los años 80, Barker publica una serie de recopilaciones de sus relatos cortos, Libros de sangre (Books of blood 1-3) consiguiendo en Gran Bretaña un discreto éxito en su primera edición. Después, publica en Estados Unidos su primera novela The damnation game donde le llega el éxito internacional y el respeto de la crítica. En 1985, gana el World fantasy y el British Fantasy. La demanda por su producción hace que haya una nueva reedición de sus tres primeras obras y tres nuevas adquisiciones a los Books of blood (4-6), que en América se titularon The inhuman condition, In the flesh y Cabal, respectivamente.
Público y crítica se rindieron a su
talento y Clive Barker
ya no era un nombre cualquiera. Esta sextología es lo mejor de
Barker, porque es en la novela corta donde Barker sabe sacar lo
mejor de sí mismo. Partiendo de ideas nuevas (lo prohibido, la madonna) o de dar
giros espectaculares a historias ya trilladas (Rex, el hombre lobo o la política
del cuerpo), crea pequeños microcosmos donde introduce a los protagonistas y los
transforma en una idealización de las inquietudes y obsesiones más perversas del
ser humano. El aire fresco con el cual Barker dota a sus relatos cortos,
pierde fuerza en sus novelas, donde desaparece un poco de la creatividad con las
que impregna a sus obras más cortas.
Poco después, publica la novela Weave world y se embarca en colaboración con George Pavlou al mundo del cine. Transmutaciones (Underworld, 1985) es una idea original de Barker donde el Dr. Savar se dedica a crear una raza de seres deformes que viven en el subsuelo. Se nota una cierta antesala a lo que sería Cabal y este proyecto hace aguas por todos lados. Tanto por la poca calidad del guión como por la dirección, que en vez de conferir una identidad propia al film, lo convierte en un plagio de las cintas de Mario Bava (La máscara del demonio, 1960) y de Argento (Inferno, 1980).
Un año después vuelven a reunirse. Esta vez para hacer la adaptación de un relato, como es Rawhead Rex. Pavlou acierta al no volver al plagio/ homenaje de Underworld, siendo ésta más una narrativa clásica, conectando con el cine de la Hammer, pero el final del film y alguna que otra escena del monstruo hacen que parezca más una monster movie que el ejercicio sugestivo y transgresor que se respira al principio del metraje
Tras dos descalabros seguidos en el cine, Barker sigue
triunfando en la literatura. Publica varios relatos en antologías y uno de ellos
será el que le consiga el empujón definitivo para encumbrarlo a la fama mundial:
The hellbound heart. Recogido en
Night visions (una recopilación de
serie limitada) le hizo estar nominado para el World Fantasy, por lo que la
volvió a publicar en un libro.
El éxito asegurado le hace plantearse la posibilidad de
llevarla al cine, pero como no se arriesga a dejarla en manos ajenas, la dirige
él mismo. Hellraiser, los que traen el
infierno (1987) es una de las mejores películas de terror de la
década de los 80 que creó una puesta visual copiada en el cine comercial actual.
La historia, donde se mezcla el sexo con el dolor y la infidelidad con la
muerte, confiere al film un atractivo y a la vez una repulsión muy buena (aquí,
Barker pone en práctica las paradojas que tanto le gustan crear en su
obra). Como curiosidad, y para aquellos que no hayan podido leerse el relato
original, La configuración del lamento (es así como se llama la caja) es
un cubo Rubrick, idea que cambió Barker para conferir entidad y mitología
al film, y Pinhead es una mujer, siendo la única cenobita existente en la
novela (es por eso que al ver los créditos, aparece como Leader cenobite
en vez de Pinhead, que se utiliza en la segunda parte).
La obsesión por controlar todo el proyecto le hizo plantearse la posibilidad de escribir la música, pero al escuchar la banda sonora de Pesadilla en Elm Street 2 (Jack Sholder, 1986), dejó al primerizo Christopher Young (Leyenda urbana, 1998), quien creó una delicada y potente banda sonora que en ninguna secuela (a excepción de la segunda que también cuenta con Young) llega a parecerse. Pero como todo film tiene sus contras, lo peor es el final. La utilización desmedida de los cenobitas confiere a la película un tono de monster movie que mejor Barker podría haberse ahorrado, ya que el final del relato es distinto.
Al año siguiente, la fama de Hellraiser propicia una segunda parte, Hellbound: Hellraiser
II (Tony Randel, 1988), que inaugura la destrucción de la obra de
Barker. En ésta se continúa la historia con Kirsty en un sanatorio
y la vuelta de Julia del infierno. La parte gráfica del film sigue siendo
impecable pero el guión de Peter Atkins (Wishmaster, 1997) y la idea de crear
cenobitas nuevos con cualquier excusa, hace que el proyecto decaiga.
Hellraiser III: El infierno en la Tierra (Anthony Hickox, 1993) sigue hundiendo la franquicia (¿Un cenobita tirando cd´s?), ésta vez convirtiendo a Pinhead en una copia de Freddy). La cuarta entrega, Hellraiser IV: El final de la dinastía sangrienta (Anthony Hickox bajo un seudónimo,1996) nos lleva esta vez a los cenobitas... al espacio. Sin comentarios.
Hellraiser V: Inferno (Scott Derrickson, 2000) mejora el listón volviendo a un recurso que es de agradecer (el utilizar a Pinhead y compañía cuanto menos, mejor), centrándose más en la búsqueda del ingeniero (el misterioso hombre que le "vende" la caja a Frank en la primera parte) por parte de un policía corrupto, bajo la convincente actuación de Craig Sheffer (Razas de noche, 1990).
Tras un año en el que sólo escribe dos relatos (The Rhapsodist y Coming to grief) para dos antologías, termina y publica en 1989 El gran espectáculo secreto (The great and secret show), retomando de nuevo a su Carnacki particular, el investigador místico Harry D'amour, en una extraña historia de magia y ritos ancestrales.
Mientras preparaba una nueva novela, Barker se da un descanso y adapta otro relato suyo, Cabal (1988). Razas de noche (Night breed, 1990) recrea la ascensión de Aaron Boone (Craig Sheffer) de un supuesto asesino, al mesías Cabal de Midian, impresionante necrópolis habitada por los últimos monstruos que la humanidad no ha masacrado, mientras es perseguido por su psiquiatra, Decker (David Cronemberg) un psicópata empeñado en eliminar la monstruosidad, sea física -los monstruos- o moral -el modo de vida americano-.
En el film, Barker nos expone que la humanidad es capaz
de ser más monstruosa que el hombre lobo o los vampiros, siendo la única fuerza
capaz de destruirlo todo. Razas de
noche le proporcionó de nuevo un par de reconocimientos: Premio
de la crítica en el Festival de Fantasporto en 1991 y nominación al
International Fantasy Film a la mejor película.
Tras el éxito de su
segundo periplo cinematográfico, la compañía Marvel entra en un acuerdo con el
autor para adaptar las dos películas y la creación de varios personajes. Así
nace la línea Razorline (antes conocida como Barkerverse)
auspiciada por la línea adulta de la Marvel, Epic.
Mientras alterna la
supervisión de la línea y desecha dos proyectos para el cine (Harry in love y Eden
U.S.A.) sigue escribiendo varias novelas: Imajica (1991) es una de ellas. Un mundo
sobrenatural donde el autor enlaza varios relatos con uno solo, explorando el
mundo que da título a la novela. Años más tarde, es publicado un juego de cartas
con sistema parecido a las Magic, sobre Imajica, que obtuvo poco éxito y
fueron relegadas al olvido.
The thief of always
(1992) nos demuestra el escarceo de Barker con la
literatura infantil (contando con ilustraciones suyas), muy influenciada de la
medieval, donde la violencia de los relatos dejaría blancos a más de un
productor de Disney. Everville (1994)
nos vuelve a contar otra historia de Harry D'Amour, al que Barker
demuestra aprecio siendo el personaje que más veces ha aparecido en su
obra.
En 1995, animado por las críticas de su última novela decide llevar
a la gran pantalla a Harry D'Amour. El señor de
las ilusiones es la adaptación de su primera obra, El gran espectáculo secreto. Donde Harry (un
correcto Alan Bakula) investiga la muerte de un mago, introduciéndose en
los misterios de una desaparecida secta, liderada por el Puritano. Aunque
siendo un film menor respecto a sus dos anteriores películas, El señor de las ilusiones sigue siendo una
interesante ejercicio de fantasía de autor, lastrada por unos deficientes
efectos especiales.
En los siguientes años, Barker volvió a
escribir nuevas aventuras de Harry y recopila tres de sus obras teatrales
en el libro Incarnations (1998). En un
descanso de su siguiente proyecto, expuso en el MOMA de New York una serie de
cuadros suyos, que tuvieron un éxito notable. Al año siguiente, Barker
se descuelga con una autobiografía como es su The
essential Clive Barker, llena de anécdotas y curiosidades varias
de tan polifacético autor.
El nuevo siglo puede depararnos varias
sorpresas y Barker ha vuelto a la carga. Cold
Heart Canyon (2001) nos traslada al mundo de Hollywood, pero uno
más oscuro, que encierra secretos y verdades muy peligrosas. Es así como se nos
presenta su última novela que apareció recientemente. Ademas han aparecido varias
adaptaciones de su relatos para la pequeña pantalla y un juego de ordenador que
Barker ha producido y escrito titulado Undying.
Barker se ha convertido por méritos propios en un icono
y referencia para las grandes masas de aficionados al terror. Su obra, tan
extensa y variada, siempre ha sido más cuidada que la de otros autores, que no
han alcanzado el nivel de calidad/ cantidad que Barker suele otorgar a su
obra. Pero Barker no es sólo un escritor, ha transcendido a un
autor completo que intenta derramar su creatividad en todos los moldes posibles,
saliendo verdaderas rarezas de un género que está siendo ahogado por el tópico. Esa línea ha sido rota
por Barker, y aunque cicatriza, varios autores han empezado a volver a
rasgarla, porque el único límite que debe existir es el de nuestra propia
imaginación.
En varias ocasiones, Barker se ha definido a sí mismo
como un freak: "Siempre me he sentido como un Otro. No siento lo mismo
que los demás, y quiero enviar mis mensajes desde la frontera. Estoy ahí fuera,
rodeado de las Criaturas Perdidas. Amo al mundo, porque es rico y contradictorio
y paradójico y extraño. Lo amo porque nunca podré entenderlo y abarcarlo del
todo, y porque hay tantísimas cosas que ignoro y desconozco. Y eso corre tanto
respecto a la diversidad de la sexualidad de las personas y el color de su piel,
como al mundo animal y la diversidad de formas culturales. En otras palabras,
pienso que siempre deberíamos tratar de amar y respetar lo que es
distinto".
CLIVE BARKER Y EL COMIC
De la mano de "Epic Cómics", sello editorial de vocación experimental para adultos de Marvel , sello ya desaparecido, por cierto; se comenzó a publicar en 1990 esta serie de comic-books, con el título de "Clive Barker´s Night Breed", a todo color, of course. Véase que el nombre del autor antecede y presenta el título de la obra; el de Liverpool ya es una estrella, y hay que explotarlo.
Tratándose de una franquicia interesante, y teniendo en cuenta también las grandes posibilidades de crear nuevas historias que tienen estos personajes, el mundo de las viñetas no tarda en tender sus redes sobre las Razas... Dos años después la serie comienza a ser publicada en España, por el gigante Planeta-DeAgostini, y su acaparadora rama comiquera, Fórum. Lujosamente editado, sobre todo para lo que nos tenían acostumbrados en aquella época las colecciones regulares, el experimento tuvo una corta vida de 16 números. Ignoro por qué no se llegó más allá, pero hay que hacer notar que la cancelación de una serie regular suele estar determinada por las bajas ventas de la misma. Si la publicación pierde dinero, se cierra y ya está. Puede muy bien haber sido éste el caso.
DEL UNO AL CUATRO
Los cuatro primeros números constituyen una adaptación a pies juntillas del original, tanto, que incluso muchos de los diálogos de las viñetas son calcados exactamente de la novela. Alan Grant y John Wagner, guionistas al alimón, no se puede decir que hayan hecho un trabajo personal, ni mucho menos; la trascripción es tan fiel que para alguien que haya visto la película anteriormente no existen sorpresas. Parece que uno esté sumergiéndose de nuevo en la oscuridad de una sala, al contemplar las páginas dibujadas por Jim Baikie. Baikie es un dibujante muy capaz, de una gran profesionalidad, que domina con soltura la narración gráfica y la caracterización de los personajes.
El único problema está en que su estilo no es el más adecuado para un cómic de terror, necesitado de más luces y sombras, y menos colorido; e incluso de algo más de "suciedad" en el trazo. El dibujante ha hecho un gran trabajo en la adaptación, pero cabe imaginarse qué resultados se habrían obtenido de haber participado en ello un Berni Wrightson, por ejemplo, cuyo estilo es perfecto para ilustrar un tema como el de las Razas.
En cuanto a la trama, como digo, está prolijamente "escaneada" del original, y el que no haya leído leído "Cabal" puede saltarse todo este párrafo, si no quiere quedarse sin sorpresas. Tenemos a un Aaron Boone y a una Lori estupendamente captados por el lápiz de Baikie; prácticamente cada personaje está definido magníficamente, excepción hecha (es una opinión personal), del Dr. Decker. El recuerdo de David Cronenberg en la pantalla interpretando a este personaje es imborrable, y su contrapartida dibujada no está a la altura. Los miembros más carismáticos de las razas están fugazmente presentes: Peloquin y Kinski, así como el descontrolado Narcisse y los Ogros, los más brutales engendros de las Razas. Cuando la policía y los voluntarios del pueblo acuden a practicar el añejo deporte del"exterminio del monstruo" en el cementerio que cobija en sus entrañas la ciudad prohibida de Midian, asistimos una vez más a una de aquellas clásicas escenas de los antiguos films de terror Universal.
"Nightbreed" es un clásico, por derecho propio, y lo que nos cuenta no es más que el viejo conflicto entre la monstruosidad física y moral, el miedo a todo lo que es "diferente"; haciéndonos ver que, quizás como la belleza, la monstruosidad está en el interior. La destrucción de Midian, arrasada a sangre y fuego, es un final que sólo sirve de punto de partida para el futuro, para comenzar una vida diferente en otro lugar, hallar una Tierra Prometida. Destruido su inframundo, Baphomet el Bautista, dios negro y padre de las Razas, es desmembrado, y sus trozos repartidos entre los supervivientes en espera de un resurgir del Pueblo. Y a partir de aquí, se inicia una nueva Historia para estos personajes.
DEL CINCO AL DIEZ
En estos seis ejemplares se nos narra una saga completa, la de "Los blasfemos". Mientras Cabal, acompañado por Lori y Narcisse, intenta adaptarse a su nueva existencia como miembro de las Razas, a la vez que asume su misión como el Elegido, el que debe llevarlos a la Tierra Prometida, a un nuevo Midian; un grupo de monstruos se desentiende de la autoridad de Baphomet- ya que éste ha caído en sus horas más bajas, descuartizado, repartido por todo el país e incapaz de ejercer ningún tipo de acción directa- y se salta las restricciones de éste acerca de comer carne humana, la llamada Ley de la Carne. El grupo rebelde comete atracos, brutales asesinatos, y hace de las suyas ajeno al control que se les imponía en Midian.
Los nuevos personajes, creados expresamente para el cómic son: Mulciber, un ser brutal con aspecto de gárgola, líder del grupo; Dagon, engendro de reminiscencias lovecraftianas; Aello, una bella muchacha alada, tan imprevisible como sus compañeros; Cerdito, casi un animal, siempre ansioso de comida; y Oral, un muy inquietante personaje sin dientes (¡hay que verlo para creerlo!). Igualmente hacen aparición Nickneven, una especie de vieja bruja aislada de las Razas; Tater, una niña que no es lo que parece; y Guido, jovencito de peculiares habilidades anatómicas. Como se puede ver, una verdadera ensalada de nuevos personajes, a cual más imaginativo. La historia es una auténtica "road monster movie"; los protagonistas, divididos en dos bandos, se persiguen, se atraen y se repelen a lo largo de la trama, en la que no se pierde ocasión , casi en cada capítulo, para aludir a la auténtica falta de moral y de humanidad de los Naturales, cuyas acciones suelen ser tan reprobables como las de los monstruos físicos que antaño- esto es algo que se revela en cierto momento- también formaron parte del mundo de la luz. Un tira y afloja de sentimientos que se ve agigantado por la entrada en escena de Allan Ritegrig, un humano que fuerza su unión a Los Blasfemos intentando usurpar la autoridad de Mulciber, y provocando, aunque sin desearlo, una eclosión sangrienta que consigue dirimir las diferencias, y que cada uno de los supervivientes tome conciencia de su auténtica naturaleza.
Grant y Wagner escriben el número cinco, dejando asentadas las bases y el trabajo en manos de D. G. Chichester , un guionista Marvel de poco renombre, que hace sin embargo un trabajo bastante competente y no deja que nos aburramos en ningún momento. Ése número cinco lo dibuja Jackson Guice, realista, aunque un tanto estático con sus personajes, que parecen posar para la cámara. El resto del trabajo con el lápiz y las tintas se lo reparten Brett Blevins, de estilo muy personal; Mike Manley, más discreto y funcional; y el todoterreno Ricardo Villagrán, que dibuja y entinta como un poseso. Se logra un aspecto más "sucio" que el de Baikie, más acorde con los desmembramientos y la sangre que se van dosificando en cada página. Una mención especial merecen las portadas de Blevins, magníficamente pintadas, "retratando" a algunos de los repulsivos protagonistas, reclamos perfectos para los lectores ávidos de imágenes grotescas.
EL ONCE Y EL DOCE
D. G. Chichester de nuevo escribiendo y el dibujante Mark Nelson cambian profundamente el escenario de la serie y nos trasladan a un ambiente selvático, algún país centroamericano que no se nos especifica (aunque en cierto momento se hace una referencia muy de soslayo a Perú), y nos sumergen en una atmosférica aventura con tintes de leyenda. Tezcatlipoca e Izpapolotl, antiquísimos miembros de las Razas, adorados antaño como dioses poderosos, alejados de todo contacto con sus semejantes, languidecen en su templo de la jungla, entre cadáveres resecos. Una inconsciente expedición, mezcla de periodistas, yuppies y buscavidas, navega río abajo, sufriendo un fatal encuentro que acaba con su lancha hundida y ellos perdidos en la espesura verde y ominosa...
Chichester agranda el carácter legendario de los "nightbreed", perseguidos como monstruos en la vieja Europa y aupados a la categoría de dioses sanguinarios en el Nuevo Continente. Dioses y monstruos... creados todos ellos por la febril mente del ser humano, reflejos del interior de quien los imagina .Tezcatlipoca es un felino dorado, majestuoso, perverso, que añora el poder. Izpapolotl es una repulsiva oruga gigantesca, que siente compasión por la decadencia de su Raza. Ambos están aletargados en su mausoleo de piedra, antes altar de dioses, hasta que la presencia de nuevos Naturales inflama el deseo de Tezcatlipoca.
El dibujo de Mark Nelson es realista, lo suficiente para presentarnos unas magníficas ruinas pétreas y un bestiario de seres hermosos y horribles a la vez, que se le dan bastante mejor que las figuras humanas. Es también eficaz dibujando las variadas escenas "gore"que no se nos escatiman a lo largo de la aventura selvática. Por cierto que Cabal sólo aparece en la primera página de cada número, como para recordarnos que esto es un cómic de las Razas de Noche, aunque no tiene protagonismo ninguno en la trama.
DEL TRECE AL DIECISÉIS
En esta última saga vuelve el propio Barker como argumentista, lo que se hace notar ya simplemente en el ambiente mucho más insano de toda la historia. Sangre, heces, semen, vómitos... en fin, para qué seguir contando, las depravaciones de las que somos testigos son de lo más variadas. El jaleo comienza cuando un ocultista de medio pelo, Algernon Kinder, pretende resucitar al mismísimo Rawhead Rex con alguna siniestra intención, sin duda. Rawhead Rex es el protagonista de un excelente cuento de Barker, en nuestro país traducido como "Rex, el hombre lobo", del que como ya comentamos, George Paulou realizó en los 80 una adaptación cinematográfica más bien discreta, siendo benévolo. Barker lo recupera para cruzarlo bastardamente con sus Razas; para resucitar a la primitiva criatura, Algernon necesita sacrificar un bebé, que casualmente resulta ser el retoño recién parido de unos amigos del inefable Peloquin, que hace su "reentré" en la continuidad junto a su inseparable Kinski y una nueva incorporación, la pendenciera Gallows. Rex es desenterrado de la tumba en la que, muerto en vida, había sido confinado.
Los lugareños, alertados del despertar del monstruo, acuden en masa para destruirlo, como hace miles de años hicieron sus antepasados. Porque, como no podía ser de otra manera, Rex no es un simple hombre lobo- a pesar del equívoco título de su traducción hispana- sino el último miembro de una ancestral raza prehistórica que gobernó el mundo hasta la llegada del "homo sapiens". Extinguidos y enterrados, desplazados por la nueva raza, los salvajes parientes de Rex desaparecieron de la faz de la Tierra. El cadáver del monstruoso ser es robado por Algernon y sus secuaces, y da comienzo la ceremonia de resurrección...
Como ya digo, la mano de Barker se deja notar en la trama; sin duda es la historia más grotesca y repulsiva del conjunto, ofreciéndonos "perlas" como la cagada del joven Algernon en pleno salón, la introducción del recién nacido en las fauces muertas de Rex, o la inapelable forma que tiene Peloquin de comprobar que lo que tiene en la mano es ... una corrida, vaya. El guión sigue a cargo de Chichester, y supongo que los diálogos son suyos, también de lo más soeces y expresivos. La parte gráfica merece una consideración aparte. Hasta siete dibujantes intervienen en estos cuatro números; excesivo si tenemos en cuenta el resultado final.
El primer capítulo es obra en solitario de Mark Texeira, pintado; es interesante, aunque con grandes altibajos; junto a viñetas muy sugerentes nos cuela otras absolutamente cutres. Vienen después Dan Lawlis y John Rheaume, con un extraño estilo a caballo entre la línea y la ilustración que no convence. El tercer episodio lo perpetran Lawlis, Rheume, James Hoston, T. Fine y Jennifer Lui, con unos desastrosos resultados que se llevan la peor nota de toda la colección. En el capítulo final, Lawlis es entintado por el muy efectivo Villagrán, que vuelve para al menos arreglar un poco el desaguisado anterior.
En definitiva, once dibujantes para dieciséis capítulos de una serie son demasiados. Y además con estilos muy diferentes entre sí. Se pierde coherencia y continuidad, hasta el punto de que coges un tebeo, y coges otro, y parece que estás viendo "películas" distintas. Con esto no quiero decir que los dibujantes escogidos sean malos, sólo que son demasiados.
En cuanto a las historias, el tratarse de tramas y sagas diferentes hace que la serie tenga gran dinamismo, y un plantel de personajes realmente amplio, que aparecen y desaparecen según los deseos o conveniencias del guionista. El espíritu de las Razas de Noche está perfectamente captado en algunos momentos, y os puedo asegurar que la serie ofrece una (in)sana diversión a todos los amantes de lo Oscuro, entre los que me incluyo.
FILMOGRAFIA Y OTROS
Salome (Clive Barker, 1973)
Largometrajes:
Televisión:
Yattering and Jack: adaptación de la novela
para un episodio de la serie Tales from the
darkside.
Obra dispersa: